Tolón… tolón… y venga tolón…

Jun 16, 2020 | News

Vivo en una calle pequeña y con poco tráfico, de por sí es tranquila, pero mi barrio es ruidoso. Está lleno de vida y vecinos agotadores. Hasta los gorriones son pesaditos en mi barrio. Trinan en mi alféizar como si no hubiera un mañana.

CandelaPan-Fulgencio-PrincipitoDetalle

Y en dicho entorno no podía faltar una gran iglesia, con un prominente campanario.
Las campanas… son del barrio: dicharacheras, alegres, vivaces.
No se callan ni un chisme. Pareciera que sufren de falta de atención, pues en mi zona hay muchos musulmanes y muchos ateos. Y por eso, se pavonean altivas: << ¡Eh! Aquí estamos nosotras. >>

Todos los días se contonean muchas veces. Pero es que los domingos se visten el traje de faralaes y te someten a su bailecito estruendoso. No hay quien se libre.

CandelaPan-Campana-faralaes

 

En la sagrada mañana del domingo no hay despertador y disfruto de un sueño largo y reparador. Pero a las 8:45 me despierta un alboroto metálico martilleante y ya solo duermo a trompicones.
A las 8:55 otra vez. 9:15, 9:45, 9:55, 10:15, 10:45, 10:55…
Tan repetitivas como las “Campanas de Belén”.

Y mi cerebro, que se hallaba en el estado onírico asÍ:

CandelaPan-Sombras-mentales-II

Acaba poniéndose así:

CandelaPan-Sombras-mentales-I

Mientras estaba pintando en mi estudio, me sorprendí contando las campanadas de las 12 del mediodía, fueron más de 200. Puedo pintar un cuadro entero en una sola tirada de campanas dominicales.

Un día, teniendo yo unos 3 años, me acostumbré tan rápido a las campanadas que cuando cesaron, me pasé el resto del día repitiendo << Han callao pampanas >>. Las campanas se habían callado y yo tomé su lugar, martirizando a mi madre y a mi tía toda la tarde. 

Y para despedirme con un final feliz, tanta campanita en la mente me recordó una pintura que hice en el año 2015 inspirada por un poema de Federico García Lorca.

CandelaPan-Campanas-enteras-sin-pared

Campana

En la torre
amarilla,
dobla una campana.

Sobre el viento
amarillo,
se abren las campanadas.

En la torre
amarilla,
cesa la campana.

El viento con el polvo,
hace proras de plata.

 

CandelaPan-Detalle-flor

 

CandelaPan-Campanas-y-entorno
Pintura campanario: Acrílico sobre papel. 30 x 155 cm. 2015 Berlín. Disponible para su adquisición.
(Interesados contáctenme por e-mail o a través del formulario de contacto aquí.)

 

 

 

Comments

4 Comments

  1. Carmen

    Jajaja, me ha gustado tu anécdota infantil.
    Denota que los niños a esas edades únicamente viven el ahora. Grandes maestros.
    P.D Me encanta el gorrión

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    • Candela Paniagua Olavide

      Muchas gracias Carmen. Sí, las campanadas, desde luego, te traen al presente, quieras o no.
      El gorrión lo hice hace unos años a modo de encargo para una amiga, que tuvo uno y se fue al reino de los cielos. Se llamaba Fulgencio.

      Reply
  2. Titina

    Bonita reflexión sobre las campanas.
    En el fondo se ve que te gustan y por eso hablas de su repique.
    A mí me encanta escucharlas en los pueblos, en los barrios. No me quitan el sueño a pesar de recordarme Tempus fugit.
    Admiro a los campaneros que las creaban con bronce , mucho trabajo y arte. Así se describe en una película genial de Tarkouski.

    Reply
    • Candela Paniagua Olavide

      Me gusta el recuerdo de escucharlas en los pueblos españoles, cuando te indican la hora que es por el número de campanadas. Cuando suenan 200 veces pierden todo su valor. Una campanada bien dada, es un placer, eso no voy a negarlo. Buena recomendación, la de Tarkovsky.

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