2020: La incertidumbre de un tobogán helicoidal

Apr 6, 2020 | News

Dos mil veinte
Una cifra reluciente

Yo empecé este año con mucha inspiración.
La motivación me abre los ojos por las mañanas y me impulsa a salir de la cama. Y esto no es cualquier cosa, pues mi cama tiene unos brazos de madre muy grandes y blanditos, que me abrazan mejor que nadie.
Mi mente este año está despejada, tengo una ilusión reforzada. Empiezo con buen pie.

A todos nos pilló esta cosa súbitamente. De repente aparece un monstruo invisible que nos tumba.  Y a los que no nos tumba, igualmente nos tumbamos, para que no nos vea, no nos alcancen sus garras ramificadas.

Y mientras todos permanecemos tumbaditos, quietecitos, el planeta respira hondo.
A algunas personas les invade el temor.
A otras, las ideas. Y la creatividad florece dando forma a nuevos caminos.

También nos esperan lúgubres pasajes globales.
Pero prefiero pensar en lo pequeño, en lo individual, porque en eso confío más. Confío en tu trabajo, en tu determinación, en tus ganas y en las mías. Yo quiero hacer mi propio caminito, uno que tenga luz dorada, aunque sea serpenteante y sube-y-baja, quiero que sea mío, que no me desvíe nadie.

Quedan muchos meses por delante en el 2020. Voy a seguir estirando y levantando las comisuras de mis labios y ordenando las piedras de mi camino.
Hay que poner un pie delante del otro.
Hay que hacerlo con gusto, con calma y regalar mensajes alentadores a todos los que caminan cerca. Y repartir nuestros granitos de arena a todos los que se lo merecen, a los que aún nos asombran, nos fascinan, nos embelesan con su trabajo y su presencia.

Mi salvaje cabellera serpentina será mi escudo contra el miedo.

CandelaPan-Medusa

Relieve “Medusa” (10×10 cm)

Comments

2 Comments

  1. Carlos Ceresuela Soria

    Me habría gustado participar y decir, por ejemplo, que mis sentimientos en este momento tan particular son totalmente divergentes. Por un lado siento miedo, desasosiego, siento también la pesadez del encierro. Por otro siento una gran liberación. Esta liberación diría que procede de ver cómo estamos viviendo en base a una construcción cotidiana global de la realidad, que hace que demos por hecho todo lo que nos rodea. Este modo de vida, basado en la mirada antropocéntrica del ser humano, en nuestras humanas miserias, hacen la base de unos parámetros muy limitantes para la persona. Esta mirada que nos hace aplicar definiciones tan subjetivas a las demás manifestaciones de vida, comparándolas siempre a nuestra imagen y semejanza, como modelo de referencia.
    Una inmensa construcción formada a través de la historia como modo de entender “la riqueza”, “la economía”, “la política”, etc. de un modo egoísta e insostenible y que cada vez nos condiciona más.
    En fin, todo este gigantesco entramado elaborado por humanos que somos, en el fondo infantil y brutal, nos constriñe constantemente en lo profundo de cada uno, y esta situación del famoso virus que nos paraliza tiene, sin embargo, el poder de cuestionar toda nuestra labor. En este sentido sí me parece liberador este momento.

    Por cierto, se habla mucho estos días de incertidumbre como gran mal. A veces quisiera una cultura que nos enseñara a convivir cada día con las llamadas “incertidumbre e ignorancia”. Creo que son ellas, precisamente, nuestra verdadera naturaleza.

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    • Candela Paniagua Olavide

      Gracias Carlos por tu profunda reflexión. Desde luego este tema nos está haciendo meditar a todos. Y además, al menos en mi caso, va por fases, me siento como en una Montaña Rusa. Como dices, hay que aprender a convivir con la incertidumbre y a apreciar más el presente.

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